La estética del Renacimiento es clasicista, se da mucha
importancia al equilibrio, la serenidad, a la armonía y a lo natural. Recoge la
idea de Aristóteles, en las obras artísticas reflejan lo que la realidad tiene
de bello. El arte renacentista tiene una finalidad estética ya que aspira a la
belleza.
De los clásicos no hay solo Aristóteles, también está
presente la visión del mundo de Platón. Según él, denominado platonismo, la
belleza es un reflejo apagado de la belleza suprema, que únicamente se
encuentra en el mundo de las ideas. La contemplación de cualquier rasgo de
belleza mejora al ser humano elevándolo y acercándolo a la divinidad. Esta es
la base del amor que recoge Petrarca y que está presente en toda la lírica
renacentista.
Este cambio representa la desaparición del didactismo moral,
ya que no pretende transmitir lecciones morales o sociales.
Haciendo referencia a la lengua y literatura, el modelo de
lenguaje renacentista aspira a la elegancia y la naturalidad. El esteticismo se
explica por la gran admiración por la cultura grecolatina, el platonismo y la
imitación de los escritores griegos y latinos, que se toman como modelos. Se
refleja en los temas (mitología, naturaleza, amor) y en las formas (se
revitalizan géneros clásicos como; églogas y las epístolas).
En la lengua renacentista la palabra sencillez va unido al
concepto de distinción o elegancia. Los modelos de estilo son los escritores
clásicos: la frase amplia y equilibrada, el uso del epíteto y el léxico culto.
En la literatura renacentista de la primera mitad del siglo
XVI, la admiración por la cultura grecolatina se muestra en la incorporación de
temas paganos y en el esteticismo. En la segunda mitad es relevante el tono
moral, la búsqueda de la espiritualidad.
En conclusión, la literatura renacentista es muy diferente
de la anterior y la renovación es evidente en los temas, las formas y los
géneros.
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