lunes, 28 de enero de 2013

3.3. La Novela realista. El Lazarillo de Tormes.

El Lazarillo de Tormes.


El Lazarillo de Tormes, es una obra anónima, la cual fue publicada en los últimos años de reinado de Carlos V. Con el Lazarillo se introdujo la novela picaresca, que representa la corriente realista y crítica de la novela del siglo XVI.  Está narrada en forma de epístola autobiográfica: es una extensa carta del protagonista en la que desde que era niño retrata a sus diferentes amos y explica cómo se las ideaba para sobrevivir.

3.3.1. Estructura.

Está escrita en forma de epístola autobiográfica, donde el protagonista relata su vida desde el principio.
El Lazarillo consta de un prólogo y siete tratados. En el prólogo, se justifica el propósito de la obra, mientras que en los tratados recogen  las peripecias del protagonista, al servicio de muchos amos, desde la infancia hasta llegar a su edad adulta.
Cuando Lázaro narra su vida, es un hombre casado con la criada del arcipreste de San Salvador y trabaja de pregonero en Toledo.


 3.3.2. Explicación de la obra. 


El prólogo y el tratado VII: comienza con una parodia del estilo elevado característico de las novelas idealistas. El tono recuerda al estilo de los libros de caballerías, con héroes y sus hazañas, y predominaba la ironía. Lázaro pasa a narrar su historia en el estilo llano que mantendrá durante el resto del libro, y entonces aparece el destinatario del escrito apodado “Vuestra Merced”, el personaje que se esconde detrás solo se desvela al final del libro en el tratado VII. Sabremos al final del libro que “Vuestra Merced” es un superior del arcipreste de San Salvador a quien le habrían llegado los rumores sobre las relaciones entre el arcipreste y su criada, la mujer de Lázaro. El protagonista cuenta es esta parte final que los tres viven felices y que no le importan las habladurías de la gente, porque ha llegado a buen puerto tras una vida de dificultades. El libro-carta sería una justificación de la situación desairada en la que se encuentra el Lázaro. Estos rasgos hacen verosímil el relato autobiográfico de un protagonista humilde.

Tratado I. “El ciego”. Cuenta que siendo muy niño encarcelaron a su padre por ladrón y que su madre, lo entregó a un ciego para que lo sirviera. El ciego es un hombre astuto y cruel. Lázaro se da cuenta de que está solo y tiene que ingeniárselas para sobrevivir. La soledad, el hambre y el sentimiento de desamparo del protagonista se hacen tan patentes en el lector que le desarrolla en él piedad y simpatía hacia el Lázaro. Lázaro va evolucionando a partir de las duras lecciones que le da el ciego. Desarrolla una gran astucia que le permite vengarse de su amo.

Tratado II. “El clérigo de Maqueda”. Se intensifica el motivo del hambre del protagonista. Si el ciego era cruel, el clérigo es avaro y Lázaro debe ingeniárselas para sobrevivir. Se estremece entre ellos una especie de competencia: el amo usa el ingenio para no dar nada a su criado y Lázaro para conseguir algo de alimento.

Tratado III. “El escudero”.  El tema del hambre culmina en este tratado, que se considera el mejor del libro. Lázaro pasa al servicio de un pobre escudero que tiene un vacío sentido del honor que le impide trabajar pero que sin embargo le permite contraer deudas. El retrato del escudero constituye una de las mejores partes del libro y las reacciones que provoca en Lázaro de piedad e irritación a la vez. Se incorporan nuevamente las anécdotas tradicionales.
Tratado IV: “El fraile de la merced”: a partir de este tratado se rompe el ritmo narrativo, por su brevedad, porque el protagonista toma un papel de espectador-relator y porque no se sigue el desarrollo psicológico de Lázaro. En este tratado, Lázaro relata que sirve a un fraile de la Merced, pero casi no hay anécdota ni narración.

Tratado V: “El buldero”: el buldero era un hombre que vendía bulas, unos documentos con el sello del Papa que concedían privilegios o dispensaban de alguna obligación religiosa. El negocio de las bulas daba lugar a numerosos fraudes y protestas populares. En este tratado Lázaro hace de mudo espectador de los engaños del buldero.

Tratado VI: “El maestro de pintar panderos y el aguador”: en esta parte  se cuenta que Lázaro sirvió a dos amos y que con el segundo, el aguador, estuvo cuatro años. Con los ahorros de su trabajo, Lázaro decide comprarse   una espada y ropa de hombre de bien. Parece que ha pasado la adolescencia y ya es un adulto; sin embargo, no se alude a la evolución del personaje.

Tratado VII: “El arcipreste de San Salvador”: en esta última parte, Lázaro cuenta que ha estado con un alguacil, pero que lo ha abandonado porque le parece un oficio peligroso, y pasa a hablar de su situación en el momento en que escribe. Tras tantas penurias, ha llegado a ser pregonero; el arcipreste lo ha casado con su criada, le da a pregonar sus vinos y le alquila una casa. No le importa que la gente hable sobre las relaciones entre ellos, ya que él ha ascendido socialmente y se muestra satisfecho de su situación.

3.3.3. Tema e intención.


Encontramos la burla y el humorismo, pero también la crítica social y religiosa. La estructura de la obra permite una visión amplia de la sociedad de la época, las penurias de los pobres, la dureza de la justicia, las miserias morales de los eclesiásticos y la falsedad y el vacío anacrónico que hay tras la retórica altisonante del escudero.  El tono general de la novela es de suave ironía y de comicidad. La valoración de la virtud personal frente al linaje, como los pobres consiguen ascender socialmente frente al nulo valor de quienes heredan. Aunque las conclusiones de este tema son ambiguas, ya que Lázaro al final del libro ha ascendido socialmente pero no moralmente. Lázaro demostraría en su evolución la dificultad de la movilidad social.



3.3.4. Estilo y la picaresca posterior a la obra.


El lenguaje del Lazarillo es natural, sencillo y coloquial. Ese tono le otorga un rasgo realista y una verosimilidad a la novela. Predomina el estilo grosero, estilo llano, donde predominan los giros y refranes populares.
Básicamente se caracteriza por el tono humorístico, irónico y socarrón del autor reflejado en los comentarios del Lázaro.
El Lazarillo dio lugar a un nuevo tipo de relato: la novela picaresca.
Este tipo de novelas mantienen la forma autobiográfica y narran las aventuras de un criado de muchos amos. Aunque la picaresca posterior muestra a un protagonista cruel, ladrón e insolidario, el pícaro. Además se hace notoria la crítica social y el tono general y pesimista, con desengaño.
Destacan algunas novelas como: Guzmán de Alfarache y Vida del Buscón don Pablos.


1 comentario: