| El Lazarillo de Tormes. |
El Lazarillo de Tormes, es una obra anónima, la cual fue publicada
en los últimos años de reinado de Carlos V. Con el Lazarillo se introdujo la novela picaresca, que representa
la corriente realista y crítica de la novela del siglo XVI. Está narrada en forma de epístola
autobiográfica: es una extensa carta del protagonista en la que desde que era
niño retrata a sus diferentes amos y explica cómo se las ideaba para
sobrevivir.
3.3.1. Estructura.
Está
escrita en forma de epístola autobiográfica, donde el protagonista relata su
vida desde el principio.
El
Lazarillo consta de un prólogo y siete tratados. En el prólogo, se justifica el
propósito de la obra, mientras que en los tratados recogen las peripecias del protagonista, al servicio
de muchos amos, desde la infancia hasta llegar a su edad adulta.
Cuando
Lázaro narra su vida, es un hombre casado con la criada del arcipreste de San
Salvador y trabaja de pregonero en Toledo.
3.3.2. Explicación de la obra.
El prólogo
y el tratado VII: comienza con una parodia del estilo elevado
característico de las novelas idealistas. El tono recuerda al estilo de los
libros de caballerías, con héroes y sus hazañas, y predominaba la ironía.
Lázaro pasa a narrar su historia en el estilo llano que mantendrá durante el
resto del libro, y entonces aparece el destinatario del escrito apodado
“Vuestra Merced”, el personaje que se esconde detrás solo se desvela al final
del libro en el tratado VII. Sabremos al final del libro que “Vuestra Merced”
es un superior del arcipreste de San Salvador a quien le habrían llegado los
rumores sobre las relaciones entre el arcipreste y su criada, la mujer de
Lázaro. El protagonista cuenta es esta parte final que los tres viven felices y
que no le importan las habladurías de la gente, porque ha llegado a buen puerto
tras una vida de dificultades. El libro-carta sería una justificación de la
situación desairada en la que se encuentra el Lázaro. Estos rasgos hacen
verosímil el relato autobiográfico de un protagonista humilde.
Tratado I.
“El ciego”. Cuenta que
siendo muy niño encarcelaron a su padre por ladrón y que su madre, lo entregó a
un ciego para que lo sirviera. El ciego es un hombre astuto y cruel. Lázaro se
da cuenta de que está solo y tiene que ingeniárselas para sobrevivir. La
soledad, el hambre y el sentimiento de desamparo del protagonista se hacen tan
patentes en el lector que le desarrolla en él piedad y simpatía hacia el
Lázaro. Lázaro va evolucionando a partir de las duras lecciones que le da el
ciego. Desarrolla una gran astucia que le permite vengarse de su amo.
Tratado
II. “El clérigo de Maqueda”. Se intensifica el motivo del hambre del protagonista.
Si el ciego era cruel, el clérigo es avaro y Lázaro debe ingeniárselas para
sobrevivir. Se estremece entre ellos una especie de competencia: el amo usa el
ingenio para no dar nada a su criado y Lázaro para conseguir algo de alimento.
Tratado III.
“El escudero”. El tema del hambre culmina en este tratado,
que se considera el mejor del libro. Lázaro pasa al servicio de un pobre
escudero que tiene un vacío sentido del honor que le impide trabajar pero que
sin embargo le permite contraer deudas. El retrato del escudero constituye una
de las mejores partes del libro y las reacciones que provoca en Lázaro de
piedad e irritación a la vez. Se incorporan nuevamente las anécdotas
tradicionales.
Tratado IV: “El fraile de la merced”: a partir
de este tratado se rompe el ritmo narrativo, por su brevedad, porque el
protagonista toma un papel de espectador-relator y porque no se sigue el
desarrollo psicológico de Lázaro. En este tratado, Lázaro relata que sirve a un
fraile de la Merced, pero casi no hay anécdota ni narración.
Tratado V: “El buldero”: el buldero era un hombre que vendía
bulas, unos documentos con el sello del Papa que concedían privilegios o
dispensaban de alguna obligación religiosa. El negocio de las bulas daba lugar
a numerosos fraudes y protestas populares. En este tratado Lázaro hace de mudo
espectador de los engaños del buldero.
Tratado VI: “El maestro de pintar panderos y el aguador”: en esta
parte se cuenta que Lázaro sirvió a dos
amos y que con el segundo, el aguador, estuvo cuatro años. Con los ahorros de
su trabajo, Lázaro decide comprarse una
espada y ropa de hombre de bien. Parece que ha pasado la adolescencia y ya es
un adulto; sin embargo, no se alude a la evolución del personaje.
Tratado VII: “El arcipreste de San Salvador”: en esta
última parte, Lázaro cuenta que ha estado con un alguacil, pero que lo ha
abandonado porque le parece un oficio peligroso, y pasa a hablar de su
situación en el momento en que escribe. Tras tantas penurias, ha llegado a ser
pregonero; el arcipreste lo ha casado con su criada, le da a pregonar sus vinos
y le alquila una casa. No le importa que la gente hable sobre las relaciones
entre ellos, ya que él ha ascendido socialmente y se muestra satisfecho de su
situación.
3.3.3. Tema e intención.
Encontramos
la burla y el humorismo, pero también la crítica social y religiosa. La
estructura de la obra permite una visión amplia de la sociedad de la época, las
penurias de los pobres, la dureza de la justicia, las miserias morales de los
eclesiásticos y la falsedad y el vacío anacrónico que hay tras la retórica
altisonante del escudero. El tono
general de la novela es de suave ironía y de comicidad. La valoración de la
virtud personal frente al linaje, como los pobres consiguen ascender
socialmente frente al nulo valor de quienes heredan. Aunque las conclusiones de
este tema son ambiguas, ya que Lázaro al final del libro ha ascendido
socialmente pero no moralmente. Lázaro demostraría en su evolución la
dificultad de la movilidad social.
3.3.4. Estilo y la picaresca posterior a la obra.
El lenguaje del Lazarillo es natural, sencillo y coloquial. Ese
tono le otorga un rasgo realista y una verosimilidad a la novela. Predomina el
estilo grosero, estilo llano, donde predominan los giros y refranes populares.
Básicamente se caracteriza por el tono humorístico, irónico y
socarrón del autor reflejado en los comentarios del Lázaro.
El Lazarillo dio lugar a un nuevo tipo de relato: la novela
picaresca.
Este tipo de novelas mantienen la forma autobiográfica y narran
las aventuras de un criado de muchos amos. Aunque la picaresca posterior
muestra a un protagonista cruel, ladrón e insolidario, el pícaro. Además se
hace notoria la crítica social y el tono general y pesimista, con desengaño.
Destacan algunas novelas como: Guzmán
de Alfarache y Vida del Buscón don Pablos.
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