Es el poeta más representativo del espíritu renacentista que
introdujo el petrarquismo y eso hizo que marcara el ritmo de la poesía
posterior.
Encarna el modelo de hombre renacentista por su modo de vida y por
su poesia. Era el perfecto cortesano, cultivado y sensible pero a la vez era un
valiente y valeroso guerrero. Perteneció al Siglo de Oro y es considerado uno
de los mejores poetas de la historia.
Nació en el año, aproximadamente, 1501, en Toledo. Era un hombre
de origen noble, descendiente del marqués de Santillana. Poeta-soldado marcado
por el emperador Carlos V, por el hecho de formar parte de su séquito. En el
año 1526, en la boda del rey con Isabel de Portugal, conoció a una de las damas
de la reina, llamada Isabel Freyre, quien fue la fuente de inspiración para
muchos de sus poemas amorosos.
Con el rey viajó a Italia, y por él mismo estuvo desterrado en una
isla del Danubio y en Nápoles. Ahí estuvo residiendo durante una gran temporada
y empezó a familiarizarse con los poetas de origen italiano. Tuvo una formación
cultural típica del humanista.
Conocía idiomas como el griego, el latín, el toscano, el francés.
También había leído a grandes autores como Virgilio, a Horacio y de otros
poetas renacentistas como lo eran Petrarca y Sannazaro.
Murió en el año 1536, herido de guerra durante el asalto a una
fortaleza en Provenza.
OBRA
La obra de
Garcilaso, debido a su corta vida, fue muy breve.
Las que
más destacan por encima de las demás son los sonetos, aproximadamente unos cuarenta
y las tres églogas.
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La Égloga
I es la más valorada de todas. En ella los pastores Salicio y Nemoroso
expresan sus quejas en un entorno de una naturaleza dulce y bucólica. Salicio
se lamenta por los desdenes de su amada Galatea, mientras Nemoroso llora la
muerte de Elisa. Ciertamente, los pastores representan a Garcilaso, cantando a
su amada, en vida y tras su muerte. La composición expresa el tono emotivo
representativo del Renacentismo que es contenido y melancólico.
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La Égloga
II recoge la historia de los amores desgraciados de Albanio, que se cree
que representa al duque de Alba o a su hermano, y la pastora Camila. Es la más
extensa de todas, todo y que fue la primera que escribió y es la menos
brillante de todas.
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La Égloga
III transcurre nuevamente en una naturaleza dulce y bucólica, donde cuatro
ninfas tejen en unos tapices trágicas historias amorosas. Las tres primeras
historias dan referencia a personajes mitológicos y la cuarta, trata de los
amores entre Nemoroso y Elisa. Finalmente la égloga termina con el canto de dos
pastores.
También
compuso, cuatro Canciones petrarquistas, la oda A la flor de Gnido, que fue donde introdujo la lira. Después, dos
elegías y una epístola a Boscán.
En el año
1543, la viuda del poeta barcelonés Juan Boscán, publicó conjuntamente las
obras de ambos poetas y enseguida su poesía alcanzó una gran difusión.
Se volvió
un modelo en la universidad de Salamanca y en 1580, Fernando de Herrera realizó
una edición clásica tratando a Garcilaso como un clásico.
Garcilaso
transformó la métrica y renovó el tratamiento del tema amoroso y de la
naturaleza.
La poesía
de Garcilaso gira en torno a dos temas principalmente, el amor y la naturaleza.
El
sentimiento amoroso, ya sea felizmente o desgraciadamente es el centro de su
lírica.
Por ese
motivo, su poesía es intimista y la naturaleza idealizada siempre acompaña a
los protagonistas de sus composiciones.
Es
considerado uno de los grandes poetas del amor porque suma la moda petrarquista
del sentimiento amoroso y el sentimiento real y vivido del poeta. Ese
sentimiento es nombrado por él mismo como “el dolorido sentir”, ya que se
expresa de una forma contenida y grave.
Inaugura
el tema amoroso con una poesía intimista que lo convierte en maestro de poetas
posteriores que tienen como tema principal el amor.
También
incorpora la naturaleza a la poesía castellana, como se puede apreciar en las
Églogas.
ESTILO
Su obra
supone la creación del lenguaje poético renacentista, combinando la elegancia y
naturalidad.
Se basa en
el léxico refinado pero al mismo tiempo sencillo, en los abundantes epítetos y
en la suave musicalidad del endecasílabo.

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