A mediados del s.XVI se instalaron algunos teatreros en patios
interiores, los llamados “corrales”. Cuando representaban obras, la escena y el
público se situaban en el patio, y las autoridades y las clases altas en las
galerías superiores. La gestión de los corrales se concedió a los hospitales,
pues los beneficios de las representaciones teatrales se dedicaban a su
manutención. La aparición de un teatro estable supuso unos cambios notables,
como el nacimiento de compañías teatrales, la regularidad de las
representaciones… Esto fue posible gracias a los corrales de Sevilla, Madrid y
sobre todo Valencia. En los corrales nombrados se representaban obras
religiosas en determinadas festividades y obras de teatro profano.
Dentro de este teatro, el profano, se distingue la corriente más
clasicista, la cual siguió Cervantes en tragedias, y las obras que proceden de
la comedia nueva italiana. Ésta seguía el teatro clásico (cinco actos y unidad
de tiempo, lugar y acción) y con algunas variaciones importantes, se adapto al
nuevo teatro renacentista.
Un actor muy destacado en esta segunda mitad del siglo fue Lope de
Rueda, el cual fue actor y autor teatral y al cual se puede considerar el
creador de la comedia renacentista y, sobre todo, los pasos, un tipo de teatro
popular. Su punto de partida fue la comedia nueva italiana, pero él la
transforma y elimina los elementos más clasicistas y cultos, y añade escenas
cómicas o pasos. Su éxito se basa en el lenguaje realista, lleno de
incorrecciones y vulgarismos, y en la creación de tipos populares graciosos.
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