lunes, 28 de enero de 2013

2.4. Fray Luís de León.


VIDA

Nace en Belmonte de la Mancha (Cuenca) en 1527, en el seno de una familia de intelectuales. Desde los 14 años reside en Salamanca y, cuando tiene 17, profesa en los agustinos. Su biografía está marcada por las luchas que mantiene su orden con la de los dominicos por el dominio de la universidad. Cuando en 1561 obtiene la cátedra de teología, se intensifican los enfrentamientos. Su mucho saber en materia bíblica le granjea considerable prestigio, pero es aprovechado por sus adversarios para causarle problemas; a ello se suma su temperamento inquieto y batallador.
Se le acusa ante la Inquisición de preferir el texto hebreo de la Biblia frente a la Vulgata, la traducción latina de san Jerónimo (siglo V) que ha adoptado el concilio de Trento. Otro cargo es el de haber vertido al castellano el Cantar de los cantares, cuando está prohibido trasladar los libros sagrados a las lenguas vulgares. Hay que tener en cuenta que esa traducción es para uso privado y que la preferencia por el texto hebreo obedece a razones meramente filológicas. Aun así, permanece en la cárcel inquisitorial de Valladolid desde marzo de 1572 a finales de 1576. Sus detractores hacen hincapié en los antecedentes judaicos de su familia.
Al ser absuelto, vuelve a la universidad, donde sigue dedicado a sus estudios bíblicos y teológicos. Muere en Madrigal de las Altas Torres (Ávila) en 1591, poco después de ser nombrado provincial de su orden en Castilla.

OBRA

La obra en verso de fray Luis acostumbra a dividirse en tres apartados:
- Poesías originales.
- Traducciones profanas.
- Traducciones sacras.

A lo largo de los años, se le han atribuido numerosos poemas que recuerdan vagamente su estilo. En la actualidad no se consideran como auténticas más que 23 poesías originales, 10 ó 15 imitaciones de poetas italianos y un crecido número de traducciones de autores clásicos y textos sagrados. Naturalmente, nuestro interés se centra en las primeras.


TEMA

Sus versos cantan la soledad del campo, el abandono de la lucha, la tranquilidad y la paz. Algunos críticos creyeron que la vida del poeta fue eso: un silencioso discurrir por la apartada senda de los sabios. Hoy sabemos que fue justamente lo contrario. Quizá la autenticidad y la fuerza de sus versos se deba precisamente a que expresan una aspiración nunca conseguida. Este tema aparece en la oda que ocupa el primer lugar en todos los códices e impresos (“¡Qué descansada vida...!”), la más conocida de cuantas escribió. En ella hallamos, magníficamente expresado, el violento contraste entre la felicidad de la vida en solitario y las calamidades a que lleva la ambición humana.


ESTILO

En la poesía de fray Luis se reiteran obsesivamente un conjunto de símbolos que reflejan sus más íntimas vivencias y anhelos: el mar, la noche, la luz, el cielo, el aire, la música... Estas imágenes no siempre tienen un valor único y claro. Sin embargo, algunas se tiñen de un cierto carácter positivo o negativo. El mar suele representar el tráfago mundano, las locas ambiciones del hombre. Hay una excepción en la Oda a Salinas, donde se habla del “mar de dulzura” en que nos sumerge la música. La noche es símbolo, junto a la cárcel y la tierra, de la angustia y el desamparo de la criatura humana, perdida en este mundo, deseosa de alcanzar la armonía encarnada por los astros y su perfecto orden. El aire, a veces huracanado, se remansa en otras ocasiones y es imagen de la felicidad y de la belleza. La música se une a él para reforzar esa simbología.
Lo peculiar de las imágenes usadas por Fray Luis es que tienen un valor doble. Hay que interpretarlas a la vez en sentido recto y figurado. Así, por ejemplo, cuando habla de la “escondida senda”, estamos ante una metáfora que alude a una forma de conducta, pero también se refiere a un sendero real, en el que proyecta sus íntimos deseos de paz. Los motivos líricos acostumbran a ser en estos versos símbolo y realidad al mismo tiempo.

Fray Luis de León.


No hay comentarios:

Publicar un comentario