En la segunda mitad de este siglo la lírica incorpora temas
religiosos y morales, con autores como Fray Luis de León, santa Teresa de Jesús
y san Juan de la Cruz. También sobresale otro autor, Fernando de Herrera, el cual destaca por la iniciación de otro
estilo cultista y continúa los temas renacentistas, como el amor, naturaleza,
mitología…
Con la contrarreforma y el aislamiento, la lírica pierde
todos los ideales de universalidad y el entusiasmo pagano anterior, las únicas
corrientes que no se pierden del todo por así decirlo, son las que quedan fundidas
con el catolicismo y se asimilan a él. A este suceso lo han llamado Segundo
Renacimiento o Renacimiento Cristiano; en el Segundo Renacimiento aparecen poetas
moralistas y religiosos y paralelamente Fernando de Herrera continúa la lírica
amorosa e inicia una poesía culta, con un estilo que se aleja de la naturalidad
del primer Renacimiento, el de Garcilaso, y anuncia la compilación del Barroco.
En esta segunda etapa, Segundo Renacimiento, se encontraron
dos escuelas o tendencias poéticas:
·
La primera
escuela, la Escuela salmantina, representada por fray Luis de León, que
tiende hacia una lírica elegante y natural en el lenguaje, y de temas morales y
filosóficos.
·
La
segunda escuela, la Escuela sevillana, representada por Fernando Herrara,
más cultista, que busca la belleza formal, brillante y sonora, y que trata
sobre temas profanos. Junto con estas dos tendencias, la salmantina y la
sevillana, surge una tercera, la poesía religiosa, que trata sobre cómo
conseguir la perfección moral, y mística.
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